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La espera

Su piel oscura se funde con la negrura de aquella habitación donde asoma una silla destartalada. Arrugas que la hacen sabia. Ni siquiera aquellas gallinas que pisan el suelo quebrado parecen tener vida propia. Se ha detenido el tiempo. Recuerdos de vidas pasadas, de guerras perdidas marcadas a fuego en sus piernas cansadas. Y en medio de todo el quebranto,  su mirada. Como un brote verde después de un incendio sus ojos pacientes se aferran a la esperanza de que vuelvan mejores tiempos. Espera en silencio, consciente de que es imposible volver a recorrer desnuda aquél momento en el que la palabra amor tenía un significado. Tampoco importa, el láudano de la edad ha templado su alma. Se lleva la mano al cuello acariciando un crucifijo inexistente, intentando palpar con los dedos a un dios en el que dejó de creer hace tiempo.

Luis Enrique Sans Ferrero es agente de seguros. Síguele en Twitter @kikolo777