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La sorpresa

El profano iluso y despistado acepta una cita en hora incierta y lugar céntrico. Acude soñando acordes de jazz y fiesta pero se estrella contra el gentío. Nada perplejo entre la muchedumbre y al torcer, sin doblar, una esquina, queda paralizado por la visión imponente, bellísima, solemne, un punto lúgubre de la procesión y los encapuchados. De fondo, el Cristo. La contemplación es obligada. La salida, imposible. Una experiencia inesperada. Por atrapamiento. Y sobreviene ella: una reflexión vana que es sin embargo la pregunta esencial para el hombre y la filosofía:  ¿existirá de verdad?

José María de Loma es periodista, síguele en Twitter @ElPaliquedeLoma